Desesperado huí para no verte
aquella tarde de abril, mujer querida,
me decías tú, ya no quiero verte,
no quiero ser ya mas tu preferida.
Y desde aquella tarde el sol no brilla igual
la luna no aparece, las estrellas se fugaron
te fuiste dejando en mi pecho tu puñal
del olvido, del adiós de quienes se amaron.
Hoy voy solo por las calles llevando tu recuerdo
de aquellas tardes lindas que junto a ti pase
hay alguien que pregunta y me muerdo los labios
y tan solo contesto - de ella, no sé, no sé -
Los días van pasando y te extraño más,
una canción de entonces me tare tu sonrisa,
y aprieto los ojos para no llorar jamás,
pero no lo consigo y una lagrima se lleva la brisa.
viernes, 13 de noviembre de 2009
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