Voy caminando por la vereda angosta de la vida
dejando huellas para poder retornar
porque allá en mi partida, quedose mi alegría
la hija de mi vida, mi madre y mi hogar.
Y sigo pues mi rumbo llevándolo presente
aquellos corazones que por mí van latiendo,
se ofusca pues mi mente por aquel ausente
la hija de mi vida; mi madre y mi hogar.
El cielo se torna claro cuando las recuerdo
cuándo pienso en ellos, mi corazón se agita
es que siento también de su presencia
la hija de mi vida; mi madre y mi hogar.
Y así pasan los días y no sé cuando volver
pasa el día presto, la noche en un minuto
y la angustia de tenerla se agiganta
a la hija de mi vida; mi madre y mi hogar.
Volveré tras mis pasos de ayer en mi partida
y por esa vereda angosta que nos da la vida
volveré a tenerla muy junto a mi lado
a la hija de mi vida; mi madre y mi hogar.
miércoles, 3 de septiembre de 2008
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