martes, 10 de diciembre de 2013

MUJER AJENA




Me dicen que he pecado tenazmente,
bajo el pecado de amar a mujer ajena,
pero si Dios comprendiera mi pena
me dejaría vivir con ella tiernamente.

No pude llevarla al altar como quisieron,
como nuestros cuerpos pedían a grito,
me aleje de ti mujer poco a poquito
porque amarte más no lo permitieron.

Hoy te llaman la otra y hallo tristeza,
porque eres tú la que me ama,
la que amanece arrullada en mi cama
la que no soporta más otra vileza.

El mundo no entiende de amores,
salvaje aquel que no ha amado,
que nunca en su vida a soñado
que el amor nos llena de dolores.

Te podrán decir la otra mil veces,
pero mi alma guardará aquel recuerdo,
de aquella noche de amor que casi pierdo
la razón de amarte y amarte con creces.

Hoy no me duele vivir con esta pena,
si no estás conmigo, todo está perdido,
me iré solo sabiendo que te he querido
y moriré por ti mujer ajena.

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