No puedo amarte
así de esa manera,
y me pides que te entregue mi alma entera,
tu amor es un
sueño, una ilusión pasajera,
por eso no me
pidas que te quiera.
Vienes a mí
trayendo entre tus labios,
el néctar de tus
besos tan fecundos,
no puedo
complacerte con mis besos,
por eso no me
pidas que te quiera.
Me dices, seré yo
la mujer primera,
que deje mis sueños
en una quimera,
hoy como poder
creer en esta locura,
por eso no me
pidas que te quiera.
Y aunque intentes
abrigar ahora mi lecho,
siempre mi
frialdad se impondrá ante todo,
con este puñal
voy abrir de una vez tu pecho,
para que no me
pidas que te quiera.
Si de nuevo unirte
a mí quisieras,
y si tienes fe en
tu pobre corazón,
no vuelvas por lo
que más quieras,
y no me pidas por
favor que te quiera.
Pues tus labios no
tienen aquel sabor,
de aquellos besos
de la vez primera,
ya no encuentro la esencia del amor,
por eso no me pidas que te quiera.
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