EN MEMORIA DE MAMAREYES

 

a María Reyes Bustamante Loja

Fue un miércoles en que encontraste la muerte,
era mayo y te hallabas abrigando el hogar mío,
saliste callada en busca de una mejor suerte,
pero aquella tarde nos dejaste un vacío.
 
Fueron instantes tristes y hasta una pesadilla,
cuida a tu hermano, muy triste lo dijiste,
para verte luego postrada en una camilla,
fueron cinco días de dolor y ya no volviste.
 
No debiste hacerlo mamareyes, no debiste,
callaste tanto tiempo y abusaron de tu humildad,
fuiste tú la mujer que con tu amor nos uniste,
pero sé que no vendrás, estás en la eternidad.
 
Fuiste madre valiente, con coraje y enseñanza,
fuiste mujer sumisa y muy llena de amor,
tu pecado fue callar, no conociste la venganza,
pues te fuiste y nos has llenado de dolor.
 
Callada nos mirabas y así fueron cinco días,
como queriéndonos contar recién de tus heridas,
te angustiabas al no poder hablar y tú sufrías,
cuando la presencia de tu hija lo sentías.
 
Es una pena y mucho dolor sin tu existencia,
hoy todos callados en la mesa te buscamos,
nos haces falta tú, pues tu presencia,
y hoy es el momento que de ti más hablamos.
 
No debiste nunca partir del hogar mío,
hoy tú muy lejos estás y yo callado,
nadie ocupa tu lugar sigue aún vacío,
me quedo con todo lo que me has amado.
 
28 mayo 2008